jueves, 16 de julio de 2009

Los ojos de una pequeña...



Mírar a los ojos... tan solo detenerse unos instantes en esa mirada oculta y soñadora...

Ver sentimientos en esos ojos... ver palabras secretas... ver aquello que nunca se dijo...

Fijarse en aquellos ojos, entregarse a ellos en una comunicación sensible... reconocer aquel brillo preciado... tan solo sonreir a una mirada...

Si los días fueran más claros... si las nubes ocultaran menos aquellos ojos, sería más fácil verlos... si tan solo esa mirada dejara de dirigirse alternativamente al cielo en busca de sueños y al suelo evitando personas... si tan solo pudiera esa mirada aparecer de frente a la vida... si tan solo pudiera mirar al frente para ver aquellos ojos puros, si tan solo pudiera encontrar amparo...

Pequeños ojos suaves, pequeños ojos tristes... en su mirada se oculta una tristeza infinita y una sonrisa eterna... en ellos aparece la historia de un mundo y los recuerdos de un instante... si tan solo... alguien supiera reconocerlo...

Los seres que pasan alrededor son tan solo personas, ajenas y pensantes... nadie nota lo real, nadie nota aquella luz.. nadie se fija en otra cosa que no sea material...


Aquella pequeña que llegó soñando con encontrar aquel amigo inseparable, hace algún tiempo tomó sus maletas y en contra de todas las recomendaciones de aquellos que la cuidaban, decidió ir a aquel lugar donde vivían las personas... le habían dicho que era frío, que era dificil y que había mucho sufrimiento... pero ella, aún confiaba en esas personas, por que ella era una de ellos, y si sentía aquello en su pecho... sospechaba que encontraría más gente que lo sintiera...

Llegó a ese gris lugar, con una sonrisa en el rostro y dirigiendo miradas emcionadas a las personas... buscando en cada una de ellas un reflejo que le hiciera notar aquello que buscaba...

Caminó por días y semanas... buscaba cada día más, aún mantenía esperanza... a pesar de que las sonrisas poco a poco se gastaban... sus ojos no había dejado de brillar...

Al tiempo, sus ropas comenzaron a gastarse... poco a poco comenzó a caminar más lento, y sentarse más en los parques recordando el lugar desde donde provenía... sus maletas llenas de esperanzas, llenas de energía, poco a poco se fueron gastando, con lentitud su mirada se fue volviendo ajena y melancólica...

La pequeña fue creciendo.. y dejó de mirar a las personas... dejó de buscar esa mirada que tanto anhelaba... comenzó a llorar, a juntar lágrimas en una pequeña botella de cristal, para con ellas reunir aquella tristeza que ya invadía su alma...

Un día, sintió el llamado de aquellos seres que la cuidaban antes de irse, el llamado de aquel dulce susurrar... la currucó y la atrajo suavemente, le decía que regresara...

La princesita decidió regresar a su castillo, decidió volver a aquel lugar que conoció cuando era pequeña... debía hacerlo de forma leve, sin siquiera uír... pero.. cuando quiso despedirse... algo la ataba... cuando fue a alejarse de este lugar, algo la detuvo...

Ella sabía que había estado sola, sabía que nadie la había acompañado nunca... pero comenzó a recordar muchos rostros... muchas personas que alguna vez le regalaron una sonrisa... recordó los abrazos que tal vez alguna vez alguien le obsequió... recordó... que a pesar de estar sola... a pesar de caminar cada día sobre caminos de tierra y hojas secas... a pesar de que nadie había notado el brillo de sus ojos... muchos la habían escuchado alguna vez, y ella... le gustaba tanto verlos sonreir... y es así, que decidió no alejarse...

Quizás se había atado a este mundo, donde su pecho se sentía frío y triste... pero renació la esperanza en ella... y volvió a caminar... una vez más...



Mírame a los ojos... reconoce en mí aquel ser que vino de aquel lugar tan lejano, aquel que decidió quedarse, aquel que un día quiso ver brillar los ojos de otra persona... aquel que aún confía en las almas puras...

Kaze, ayúdame a no rendirme... por favor...


Kazeai

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