jueves, 18 de marzo de 2010

¿Jugar al escondite?

Las miradas del mundo pueden ser demasiado resueltas... quizás un poco duras, quizás un poco frías... en todas las cosas que es posible encontrar en este lugar en algún momento causarán algún sentimiento distinto a la felicidad... puede ser tristeza, puede ser soledad... pero hay que pensar que ese sentimiento nunca durará para siempre...
Si te escondes detrás de un hielo plateado, puedes encontrar frialdad, y la soledad te acompañará, por que mientras te escondes nadie sabrá que estas ahí... nadie podrá sonreir ante tus ojos... nadie sabrá que tu pecho está triste...
Esconderse... si, la palabra suena extraña, lejana, distante, porque en el momento que te escondes las personas se acaban para tí... ya nadie llegará a tu lado, por que no saben donde estas, nadie podrá correr a abrazarte... por que nadie verá tus ojos tristes... es cierto, ahí en ese frío lugar te sentirás más seguro, por que nadie tampoco podrá dañarte, aquellos que quieren herirte no podrán descubrir donde está el lugar en que guardas tu alma... pero... y esa frialdad... y esa soledad... no son lo suficientemente dolorosas como para creer que son mejores que enfrentar el daño real??... ¿donde quedan las sonrisas compartidas?, ¿donde encontrarás la calidez que puede otorgarte un abrazo?... ¿te bastará vivir simplemente en la melancolía sin sentir la paz de una compañía silenciosa?...
Si alguien quisiera solo encontrarse en aquel mar oscuro que rodea la existencia de aquel que se encuentra solo, no se escondería, si no que simplemente se alejaría, porque no le interesa la compañía, pero en cambio, aquel que se oculta en lo oscuro, allí... donde nadie lo ver, a mirar a aquellas personas que tienen compañía, a pensarlas... a sentirse solo... aquella persona añora la compañia... aquel que reclama de soledad, solo está llorando por un momento de compañía, de cariño... si tan solo las personas pudieran darse cuenta de eso...
Hoy en día... cada persona vive para si mismo, ya nadie quiere entregar sentimientos, solo ayudan cuando son llamados a ayudar... solo cuando el desastre es tal, que sus corazones se sienten débiles y desean reponer la fuerza perdida... pero no se dan cuenta que aquellos corazones desean entregar aún más, solo que... cada vez sus dueños los reprimen más... al punto que solo pueden explotar y decir cuanto sienten en un momento de especial dolor...
Ahora... solo deseo, y ¡¡cuanto lo deseo!! el poder ver que las personas comiencen a entregar sn necesidad de que exista un gran dolor... que solo entreguen, sin pensar en la ayuda que ellos recibirán...

Kazeai

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