jueves, 24 de septiembre de 2009

Pequeña de cuentos



La pequeña se ocultó detrás de los pilares cuando aquel oscuro guardia pasó camino a su habitación... sabía que no volvería por que en ese lugar no se corrían riesgos, en ese lugar ya no había miedo...

Luego de un minuta ya se sintió segura, y dando leves pasos en una dulce carrera hacia la noche salió al aterciopelado y oscuro cielo, para encontrarse con aquella noche hermosa que la llamaba desde su ventana...

La pequeña comenzó a girar en aquel mar de oscuridad, a sentir la quietud en su piel... había frio en ese lugar, pero un frío agradable, soportable, uno que hacía notar la presencia de aquella noche en ese tan lejano lugar...

Esa niña en cuerpo de mujer comenzó a bailar, guiada tan solo por el canto del viento, que con su susurrar hacía de pareja y amante a la vez.. hacía que ella pudiera sentirse acompañada...

Todo estaba quieto, pareciera que cada partícula de esa noche seguía el baile de aquella jóven... era un baile triste, que daba a pensar en la soledad... cada movimiento entregaba algo nuevo y doloroso al pecho, pero ella solo miraba al vacío, como si hubiera alguien con ella, como si bailara acompañada...

El llamado de la oscuridad era muy fuerte... y a pesar de que aquella dulce princesita era luz en su interior... a pesar de que en ella vivía la perdida magia que un día existió en el mundo... no brillaba en esa oscuridad, solo era parte de ella de una manera extraña, casi transparente...

Sus ojos se cerraban a veces, entregándose por completo a aquel lugar y al ser invisible que con ella bailaba... pero cuando abría sus ojos, se veía magia aún en ellos, se podía ver que esta noche, la luz y la oscuridad se encontraron... y como se atraían poco a poco se fueron fundiendo, al punto de que esa pequeña niña que parecía mujer quedó poco a poco encerrada en aquella oscuridad... ella no gritaba, solo respiraba profundo y lágrimas caían de su rostro... ella sabía que se había escapado de su habitación en la torre para encontrarse con esto, y a pesar de que era frío y triste, muy triste... algo de ahí la llamaba, entraba dentro de ella, veía la luz y más la atrapaba, encerrando en su pecho el frío para que la luz no pudiera producir la calidez y la dejara escapar...

Así se quedó esa niña, llorando pero entregada a la noche, por que la necesitaba, era parte de ella, tal como lo era la luz...

Seguía encerrada, esperando en vano quien quisiera salvarla, que llegara aquel que siempre sentiría su alma, aquel que sentiría la necesidad de volver a verla sonreir...

Esperó mucho... pero nadie llegó... solo estaba la noche susurrándole cuanto de ella era.... de pronto una nube se alejó y Tsuki apareció en el cielo...

Tsuki con un resplandor plateado separó a la noche de la niña, dejándola libre, sonriéndole y llevándola a su cama... Tsuki la salvó esa noche, la abrazó y le dijo muchas verdades... ella ya no debería esperar a alguien que jamás llegaría... pero debía seguir su alma, aquella que aún era parte de la noche y la soledad...

Con sus palabras se durmió y entregó su alma al dormir... pero nada ha cambiado, la noche sigue buscando la forma de apoderarse de ella y Tsuki, como cualquiera en este mundo, no estará para siempre, solo acompañará un momento de la vida... solo puede pedir que le deje estar a su lado...

Duerme pequeña... sigue durmiendo, que ya mañana volverás a sonreir y verás una vez más tu castillo de cristal...


Kazeai

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