miércoles, 17 de junio de 2009

La niña que quería ser princesa..



Nuevamente la noche decidió caer como un oscuro velo sobre el alma atormentada... quiso ser parte de aquella que es de aquel color transparente... quiso tomar parte de una pequeña que abrazaba en la noche a su amada luna...

Aquella pequeña, que tanto deseaba alcanzar los pensamientos, aquella que miraba cada noche las estrellas en busca de la más brillante, de la que le guiñara una noche y pudiera ser la base de su esperanza... esa niña que buscaba cada noche dentro de un cajón las corona con la que tanto soñó desde siempre.... la corona que decía que podía ser princesa y que podía ser parte de un cuento de hadas... esa niña, de tanto buscar, de tanto esperar... de tanto soñar, comenzó con su camino a ser la princesa con la que soñó y quizo encerrarse en una torre tan alta que ni la mirada de las personas podían alcanzar... una torre hecha para estar más cerca de su amada luna que del mundo, una torre... que la terminó alejando de las personas...

Un día un dragón vio la torre y como su naturaleza le decía a gritos que ese era su mundo, él decidió quedarse a protegerla, y no dejaba que nadie entrara a ver a la niña... así ella comenzó a sentirse más y más sola....

La pequeña seguía buscando la corona esperada, y ésta no aparecía... no existía nada que le dijera que ella realmente fuera una princesa... quizás eran solo sueños...

Con el tiempo, sus vestidos comenzaron a perder su belleza y su voz al cantar, se perdía en el cielo, por la altura... no alcanzaba a escucharla nadie... ni la aves llegaban a visitarla, y ella sentía que la magia la estaba abandonando...

Un día decidió descender, pero se encontró con el inmenso dragón en la puerta, y no tuvo el valor de enfrentarlo...

Un día quizo hablar con el viento, pero sintió que estaba demasiado lejos...

Un día comenzó a extrañar los árboles, las plantas, los animales y sobretodo el mar...

Un día se dió cuenta que el famoso principe azul no llegaría a buscarla, se dio cuenta que si quería algún ser que la hiciera sentir completa, debía buscarlo ella misma...


Una noche, mientras el dragón dormía, el viento y la luna comenzaron a llamarla y buscarla, ellos la extrañaban... el viento y la noche comenzaron a envolverla, y la luna alumbraba su camino... la tomaron con un leve soplar... y la depositaron cerca del lago, la noche la cubría, el viento le susurraba... comenzaron a invadirla, a recorrerla... la inundaron con su presencia... y ella solo dormía y soñaba...

Esa noche, los mantos que la envolvieron, se hicieron parte de su ser, la hicieron suya y su presencia pasó a ser algo más...

La niña que deseaba pertenecer a la realeza, se hizo princesa del viento... siempre en su pecho habría un frío soplar y escucharía siempre los susurros de aquel viento que un día la salvó... la niña que quería ser amada, se hizo amante de la noche, quien cada atardecer caería en su pecho y la invadiría inundando cada uno de sus sentidos, envolviendola, celosa de su compañía, insertando la melancolía en su pecho...

Cuando los ojos de esa pequeña se abrieron, estaban cargados con un poco de melancolía y también de magia... pero... esos ojos estaban llenos de paz, y transmitían la belleza de un atardecer... esos ojos... por fin, de una vez por todas, fueron capaces de sentirse felices...

Desde ese día, cada noche, la pequeña princesa es secuestrada por el viento y la noche, sus salvadores, y siempre protegida por la luna, sigue siendo parte de aquel eterno soñar... a la espera que su magia pueda ser compartida...


Kazeai

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