domingo, 6 de junio de 2010

Aquellos seres de lo eterno



llueve
llueve
Llueve....

Las luces se difuminan en aquella oscuridad cargada de lluvia y tristezas...

Cada movimiento pareciera que deja miles de colores a su alrededor, es por las gotas que empañan su vista... pero... ¿es eso lluvia?

Pasa las manos por su rostro... está húmedo... pero no es algo frío... seca sus ojos... y observa la noche... el mundo está seco, las personas aún caminan sin paraguas, y en el cielo no se ve una nube... las estrellas brillan con una luz inusitada... seguramente quieren decirle algo...

Lluve... es cierto, pero en su rostro... recogida en ese lugar oscuro, nadie puede ver cuando las lágrimas ruedan por su rostro... el viento sopla y mueve su cabello secando poco a poco el dolor que se traduce en pequeñas lágrimas... tiembla su frágil cuerpo, pero nadie acude a abrazarla... acompañarla... esperarla...

El parque, esa noche quiso acogerla y sentirla cercana, más que ninguna persona de este mundo... aquel lugar recubierto de una vida verde, de seres silenciosos y fijos, de grandes señores del mundo, pacientes personajes que solo esperan y ven pasar el mundo a su alrededor, mientras ellos solo viven sintiendo cada cosa, cada pequeña esencia, sonriendo internamente con las pequeñas felicidades... esos seres, alejaron su atención de lo eterno y se fijaron por un momento en este mundo terrenal... porque una dulce melancolía los llamaba... un pequeño ser con una triste presencia, con lágrimas en los ojos, y pequeños temblores en el cuerpo... uno, que se acurrucaba sobre si mismo y susurraba suaves palabras de cariño, tratando de darse fuerzas, tratando de sentir una pequeña cercanía con la eternidad, y así olvidar lo que el mundo terrenal le hacía...

Aquellos gigantes árboles, por primera vez en su existencia, quisieron poder caminar, lucharon con todas sus fuerzas para desatar sus raíces del suelo, y así alcanzar a aquella pequeña... solo para darle un poco de fuerzas, solo para que ella los mirara y aquellas lágrimas que no dejaban de caer de sus ojos, cesaran por un instante... solo para que sonriera un segundo... quien sabe por que, pero esos grandes seres sentían que ya no podrían sentirse tranquilos, mientras no pudieran ver su sonrisa...

Pasaban los minutos... y nada cambiaba... las raíces no aflojaban ni un milimetro... sus brazos seguían en su lugar y las hojas solo temblaban, en señal del dolor que sentían al no poder acercarse a la niña... y abrazarla... y fue allí que conocieron sus corazones... y fue allí que descubrieron que realmente no eran felices... solo vivían... pero... sabían que tan solo bastaba una sonrisa... para poder sentir que sus fuerzas volvían...

Esa noche hacía cada vez más frío, y el temblor en el frágil cuerpo de la niña no cesaba... sus ojos se ocultaban en sus brazos y parecía que la oscuridad la consumía poco a poco... ellos comenzaron a temer... si perdían a esa pequeña... en un instante como éste... no sabían que podría pasar... en ese momento... pensaron que quizás hubiera sido mejor nunca conocerla... quizás si no se hubieran fijado en ella el dolor no sería tan fuerte, quizás ella no debía existir... quizás ella era la causa, porque ellos habían estado bien antes...

Así... algunos decidieron olvidarse... seres quisieron dejar de pensar en aquello que agotaba sus sentimientos, quisieron dejar de recordar que podían sentir... y volvieron a su estado anterior, volvieron a ser solo seres que miraban el vacío, sin sentir ni pensar más que aquello que no alcanzaban... Pero... unos pocos, aún observaban esos ojos tristes... aún sentían su débil su existencia, al no poder hacer nada para ayudar a aquel débil y pequeño ser...

De pronto... algo pasó... un suave susurro recorrió el parque... Kaze... el viento, pasó por ese lugar, solo pasando, solo paseando... en un instante... un canto muy triste atrajo su atención... cuando miró hacia aquella oscuridad... se dio cuenta que aquel dulce susuro provenía de unos árboles, cantaban... pero de una manera que nunca había escuchado, parecía que querían algo... parecía que un pequeño dolor los recorriera... pero... ahí no había solo árboles, entre ellos pudo ver, una niña.. que con ojos sorprendidos miraba a su alrededor... lágrimas aún caían de ellos, pero ella parecía escuchar el dulce cantar y poco a poco fue siguiendo la melodía... sus ojos se tranquilizaron... pero aún no dejaba de temblar...

Kaze, sintió un dolor muy fuerte, y ya no pudo seguir volando... se acercó al parque y rodeo a la pequeña... con todas sus fuerzas la abrazó y cerró los ojos... ese cuerpo tan frágil se sentía triste... pero sabía... sabía... que si ella sonreía... podría estar bien, podría volver a volar... podría soñar... mientras eso no pasara, no se alejaría de ahí...

Su temblor no cesaba, escuchaba un sonido suave, triste... pero bello... quizás era su mente que la engañaba... si sabía que nadie aparecería ahí, nadie la iría a buscar, nadie la abrazaría, la gente no sabía ver su tristeza... pero... esa música quería hablarle, ese sonido que salía de los árboles, la acurrucaba, la tranquilizaba... en ese instante, una cálida brisa comenzó a rodearla... giraba y bailaba a su alrededor... cerró los ojos... era como un abrazo uno suave... tan dulce que sintió que el corazón latía más rápido... extendiendo una mano, tocó el tronco de un árbol... era extraño... pero se sentía cálido... quizás aquellos troncos tenían alma... quizás aquellos seres, podían sentirla...

Apoyó su cabeza en un árbol muy viejo y comenzó a cantar... era como si la música resonara en sus oídos... mientras observaba el horizonte, una luz asomó en el cielo... ya era de mañana... al volver la vista al parque... una lluvia de hojas caía en todas partesm caían y giraban, recorrían con el viento una especie de danza suave y cálida... unas aves comenzaron a cantar y ella comenzó a bailar con las hojas... una sonrisa asomó a su rostro, sonrió... si, sonrió... para ellos, para la noche, para el bosque, para el viento.... para aquellos que se quedaron con ella...

Cuando esa sonrisa apareció fue como si el mundo se iluminara, aquellos seres que antes vivían solo en la eternidad, sintieron una fuerza inusitada, sintieron ganas de vivir y de no dejar que el daño afectara el mundo... esos seres se sintieron llenos... y sentía que la oscuridad se había alejado para siempre... nada, nada más podría afectarlos...

El dia comenzaba, y ella debía volver... el mundo la atraía con sus garras, y debía cumplir... se despidió de aquellos seres que ahora sentía parte de ella... y se alejó... su cuerpo ya no temblaba... ya no había lágrimas en su rostro... pero cuando se fue... ellos, los seres de la eternidad... sintieron que ya nada, nada sería lo mismo... quisieron gritarle que se quedara... pero ya estaba muy lejos... quizás un día volviera... y hasta ese día, ellos esperarían, y encontrarían la forma de hacer volver esa sonrisa... aquella que hizo que el mundo cambiara...




Kazeai


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