Aquel que olvida que cuanto uno tiene no basta para llenar aquello que se siente... solo es alguien más
martes, 7 de junio de 2011
La soledad es quizás... alguien más
La soledad
Ay mi querido Kaze... Si el mundo no fuera como es, sería capaz de decir cuanto necesito y compartir esta sonrisa que aparece en mi rostro cuando imagino la posibilidad y aún más, cuando sueño con que todo dejara de ser tan frío como es...
Aunque... quizás el mundo no es el frío, si no que simplemente... las cosas que he visto... el frío que hace... la llegada del otoño... quizás solo las cosas que rodean lo que puedo ver, son las que me hacen pensar que todo es frío...
Kaze... viento mío... hablarte, una vez más... quizás me recuerda cuanto puedo sacar de lo que he visto o de lo que he llegado a ser... solo concluyo que ésta, la esencia de cuanto soy, a pesar de que me agrada y me hace sentir cálida... me recuerda el sentimiento de la soledad...
Sentir este cosquilleo en las manos y en los brazos mi indica cuanto es deseable solo una cálida compañía que bastare con ser sincera... que acompañare solo cuanto es su esencia, para sentirme acompañada... que simplemente fuera quien es en realidad, ya sin máscaras, ya sin ser cuanto le piden que sea, ni cuanto es deseable que pueda ser... solo sea si mismo... quizás en ese rincón de la realidad me sentiría mucho mucho más tranquila que en cualquier otro...
Sonreir... quizás por una vez de manera sincera, es cuanto deseara para quienes veo intranquilos y deseosos de algo mejor... solo un instante de tranquilidad para que su animo se apacigue y puedan ver la realidad con otros ojos... quizás así, el mundo sería más lindo... quizás así todos vivirían mucho más tranquilos...
Quizás que... quizás cuando... realmente no se... solo se que no puedo pensar en aquello que hay dentro de mi cabeza, ya no quiero estar triste y ni si quiera se la razón!... no se que hay dentro ni quiero saber... porque tengo la esperanza que en algún momento pueda sentirme mucho más tranquila de lo que he estado hace algún tiempo...
Quiero jugar un rato con el mundo y sonreirle ya sin pensar en cuanto debo hacer o cuanto es lo que viene más adelante... solo sonreir para olvidar todo por instantes y sentir la calidez del pecho de nuevo como si nunca se hubiera ido... ya casi olvido como se siente...
Un día, hace mucho tiempo... la soledad quizo esconderse en algún lugar del mundo... increiblemente la sociedad la agotó... los gritos, los ruidos, las miradas con desdén... todo en ese lugar al que la habían enviado la desesperó... decidió esconderse de todo cuanto puede ser un mundo, y solo taparse los oídos para encontrar en su existencia el mismo fondo de lo que podía y quería ser...
De pronto... las gotas comenzaron a caer, la lluvia llegaba, después de cuanto el mundo había hecho, después de que las miradas agotaran su ultimo retazo de lo que es ser... lograron colarse y mojar aquello que era y que ni si quiera podía saberse bien si podía llamarse algo...
Cuando la frialdad la comenzaba a invadir... sintió algo que la atrajo... sintió dentro de sí la tranquilidad de un pecho... sintió que quizás, en algún lugar alguien no la odiaba...
Cuando logró encontrar lo que sentía, vió una niña sentada en un columpio... se mojaba pero ella seguía con la cabeza agachada... era como si no fuera una persona...
La soledad se sentó a su lado... que triste era ver a esa pequeña en un mundo lleno de gente, sin más compañía que la lluvia... quizo acurrucarla, abrazarla... pero no podía... ella no era alguien, solo era algo... En ese instante... la soledad deseó de ser aquello a lo que la gente teme, deseó dejar de existir, porque quizás así esa pequeña tendría compañía...
Cuando sentía que la realidad se hundía sin más remedio, la soledad escuchó pasos... alguien se acercaba, y miraba fijamente a la pequeña... escondía una sonrisa... ella lo sabía... y su corazón (si es que lo tenía) se aceleró...
Era un hombre... puso su mano sobre la cabeza de la pequeña y le habló... la soledad no entendió... ella no quería aprender el lenguaje de los hombres, porque siempre parecían querer decir palabras dolorosas... pero en ese instante, la voz de ese hombre le sonó como una caricia...
Estaba tan acogida en la voz de esa persona que no notó como la niña, poco a poco fue levantando la cabeza con una sonrisa... de pronto saltó y se abrazó al hombre... ella era pequeña, así que el la tomó en brazos, como un bebe y se la llevó...
La soledad se quedó esperando... era extraño, pero ya no temía ver a las personas... Ahora ella sabía que aquello que debía hacer... no era esconderse, quizás siempre estaría en lugares donde las personas no pudieran verla ni acercarse... pero era extraño, quizás un poco tonto... pero ella creía... que quizás... algo podría hacer cambiar cuanto era... y algún día recibir un abrazo tan cálido como el que le dieron a la pequeña niña...
Kazeai
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